Instestino-Cerebro

El eje intestino-cerebro y su impacto en el rendimiento deportivo

Aleti Institute

6/17/20253 min read

Durante años, el enfoque tradicional en medicina del deporte ha puesto la atención principalmente en músculos, articulaciones y sistemas cardiovasculares. Sin embargo, investigaciones recientes han sacado a la luz un protagonista inesperado pero fundamental: el intestino. Más específicamente, el eje intestino-cerebro, una red de comunicación bidireccional entre el sistema digestivo y el sistema nervioso central, está demostrando tener un rol clave en el rendimiento, la recuperación y la salud integral del deportista.

El intestino humano no es solo un órgano de absorción de nutrientes. Alberga más de 100 billones de bacterias, formando lo que se conoce como microbiota intestinal. Estas bacterias producen neurotransmisores, hormonas, vitaminas y compuestos bioactivos que impactan directamente en procesos tan variados como la inflamación, la inmunidad, el metabolismo energético y el estado de ánimo.

En el contexto deportivo, el eje intestino-cerebro afecta el rendimiento de varias maneras:

1. Regulación del estado de ánimo y el estrés

El 90% de la serotonina del cuerpo –el “neurotransmisor del bienestar”– se produce en el intestino. Un desequilibrio en la microbiota puede estar relacionado con ansiedad, depresión y alteraciones del sueño, todos factores que inciden directamente en el rendimiento. Además, un intestino saludable ayuda a modular la respuesta al estrés, disminuyendo la carga del sistema nervioso simpático.

2. Modulación del sistema inmunológico

Los atletas sometidos a entrenamientos intensos son más propensos a infecciones respiratorias y gastrointestinales. Una microbiota equilibrada fortalece la inmunidad y reduce la inflamación crónica de bajo grado, un enemigo silencioso del rendimiento deportivo.

3. Absorción de nutrientes y producción de energía

Un intestino funcional y diverso permite una mejor digestión y absorción de macro y micronutrientes, clave en deportes donde la eficiencia energética es vital. Algunas bacterias intestinales también participan en la síntesis de ácidos grasos de cadena corta (SCFA), como el butirato, que tienen efectos antiinflamatorios y mejoran la función mitocondrial.

4. Prevención del "síndrome del intestino permeable"

En atletas de resistencia o con dietas muy restrictivas, el estrés físico puede provocar hiperpermeabilidad intestinal, permitiendo el paso de toxinas o antígenos al torrente sanguíneo. Esto desencadena inflamación sistémica, fatiga crónica e incluso intolerancias alimentarias, afectando el rendimiento sostenido.

Entonces, ¿cómo puede intervenir el médico del deporte?

Primero, es clave valorar signos de disbiosis intestinal: hinchazón, intolerancias, fatiga inexplicable, alteraciones del ánimo o infecciones recurrentes. En estos casos, puede ser útil realizar pruebas específicas del microbioma o de marcadores de inflamación intestinal.

En términos de intervención, existen varias estrategias útiles:

  • Probióticos de cepas específicas, como Lactobacillus rhamnosus o Bifidobacterium longum, que han mostrado beneficios en atletas, desde mejora en la recuperación hasta menor incidencia de infecciones.

  • Prebióticos, como la inulina o los fructooligosacáridos, que alimentan a las bacterias beneficiosas.

  • Dieta rica en fibra y polifenoles, a través de vegetales, frutas, semillas y alimentos fermentados.

  • Suplementos post-antibióticos, si el atleta ha sido expuesto a medicación que haya afectado su flora intestinal.

También es importante considerar la conexión bidireccional: así como el intestino influye en el cerebro, el estrés crónico o la mala calidad del sueño alteran la microbiota. Por ello, el enfoque integrador –que incluya herramientas para el manejo del estrés, descanso adecuado y nutrición funcional– se vuelve indispensable.

El eje intestino-cerebro es un campo en plena expansión. La ciencia apenas comienza a descifrar las complejas interacciones que ocurren entre estas dos “mentes” del cuerpo. Lo que ya es claro es que cuidar el intestino no es solo una cuestión digestiva, sino una estrategia central en la salud y el rendimiento deportivo.