Tendinopatías crónicas:

Como la medicina regenerativa está transformando el tratamiento convencional.

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6/17/20253 min read

Las tendinopatías crónicas representan uno de los desafíos más frecuentes y frustrantes en la práctica traumatológica deportiva. Ya sea en corredores con tendinopatía aquiliana, en tenistas con epicondilitis, o en futbolistas con pubalgia, el dolor persistente, la limitación funcional y la alta tasa de recurrencia hacen que el abordaje convencional (reposo, fisioterapia, AINEs o infiltraciones de corticoides) resulte insuficiente o paliativo en muchos casos.

Aquí es donde la medicina regenerativa ha comenzado a ofrecer soluciones innovadoras y prometedoras, aportando no solo alivio sintomático, sino también restauración tisular real, con herramientas biológicas y mínimamente invasivas.

¿Por qué fallan los tratamientos tradicionales?

Las tendinopatías crónicas no son inflamatorias en su mayoría, sino degenerativas. Lo que ocurre en estas lesiones es un proceso llamado tendinosis, caracterizado por:

  • Desorganización de las fibras de colágeno

  • Neovascularización anómala

  • Hiperactividad de tenocitos y degradación de matriz extracelular

  • Acumulación de microdesgarros no resueltos

Por eso, los AINEs y los corticoides —aunque útiles en el dolor agudo— no resuelven la causa estructural del problema y, en ocasiones, incluso pueden empeorar la degeneración si se abusa de ellos.

Medicina regenerativa: un cambio de paradigma

La medicina regenerativa ofrece terapias biológicas que estimulan la reparación del tejido tendinoso. Las más utilizadas en el contexto de tendinopatías son:

1. Plasma Rico en Plaquetas (PRP)

Una de las opciones más consolidadas. Al extraer sangre del paciente, concentrar las plaquetas y reinyectarlas en la zona lesionada, se liberan factores de crecimiento como el PDGF, TGF-β y VEGF, que:

  • Estimulan la síntesis de colágeno tipo I

  • Promueven la angiogénesis controlada

  • Modulan la inflamación local

  • Activan la proliferación celular y la remodelación tisular

Su eficacia ha sido probada en tendinopatías como la epicondilitis lateral, tendinopatía rotuliana, aquiliana y del manguito rotador.

2. Células madre mesenquimales

Obtenidas de médula ósea o tejido adiposo, tienen la capacidad de modular la respuesta inflamatoria y diferenciarse en tejidos conectivos. Si bien su uso en tendones aún es experimental en algunos países, los resultados preliminares son prometedores, especialmente en lesiones crónicas resistentes al PRP.

3. Proloterapia

Consiste en inyectar sustancias irritantes (como dextrosa hiperosmolar) para estimular una respuesta inflamatoria controlada y regenerativa. Aunque menos sofisticada, puede ser útil en tendinopatías insertivas crónicas con buena respuesta clínica en determinados casos.

4. Ozonoterapia

El ozono médico infiltrado en zonas periarticulares o peritendinosas puede mejorar la oxigenación local, modular el estrés oxidativo y facilitar la regeneración en fases iniciales o como coadyuvante del PRP.

Enfoque integrativo: más allá de la inyección

La medicina regenerativa no trabaja sola. Su eficacia se potencia si se integra con intervenciones complementarias:

  • Nutracéuticos pro-colágeno: como colágeno hidrolizado, vitamina C, silicio orgánico y manganeso, que favorecen la síntesis de tejido conectivo.

  • Antiinflamatorios naturales: como la cúrcuma, la boswellia o los omega-3, que regulan la inflamación sin efectos adversos.

  • Reeducación neuromuscular y carga progresiva: esencial para reorganizar las fibras de colágeno y evitar recaídas.

  • Terapias mente-cuerpo: como la respiración diafragmática o el mindfulness, que reducen la tensión muscular y la somatización del dolor.

Casos clínicos y evidencia

Numerosos estudios han demostrado la eficacia del PRP en tendinopatías crónicas con mejorías significativas en dolor, funcionalidad y calidad de vida. La combinación de PRP con ejercicio excéntrico, por ejemplo, ha mostrado tasas de éxito superiores al 70% en tendinopatía rotuliana resistente al tratamiento convencional.

Además, la imagen ecográfica permite un seguimiento objetivo de la respuesta al tratamiento: aumento del grosor tendinoso, mejora de la ecogenicidad y reducción de la neovascularización anómala.

Consideraciones prácticas

  • Individualización: no todos los tendones ni todos los pacientes responden igual. El diagnóstico ecográfico, la fase de la lesión y la carga previa son claves.

  • Calidad del PRP: el tipo (rico en leucocitos o pobre), la concentración y la técnica de aplicación influyen en los resultados.

  • Integración de terapias: los mejores resultados se logran cuando se combinan estrategias regenerativas con rehabilitación activa y enfoque nutricional.

Conclusión

Las tendinopatías crónicas ya no deben verse como un callejón sin salida. Gracias a la medicina regenerativa y un abordaje integrativo, es posible no solo aliviar el dolor, sino regenerar el tejido, restaurar la función y reducir el riesgo de recaídas. Para el traumatólogo deportivo moderno, integrar estas herramientas no es una opción futurista, sino una necesidad presente para ofrecer soluciones duraderas, seguras y basadas en evidencia.